El estallido de la guerra en Ucrania ya cumplió dos meses. En medio del horror, hay personas que están desarrollando tareas muy importantes: los rescatistas.
Julio Barelier, es uno de ellos. Argentino, actualmente residiendo en Lyiv, estudiante egresado de la Universidad Siglo XXI y técnico especial en Derecho en la UNC.
Barelier desarrolló tareas de rescate en el Mar del Norte durante 9 años. “Es un voluntariado para colaborar con los conocimientos que tengo”, narró.
Tantos años trabajando como rescatista le hicieron entender que, en tiempos de guerra, “todo es muy móvil”.
"Nuestra tarea actual es rescatar a las víctimas, especialmente mujeres y niños que se vieron afectados por los bombardeos en los edificios. Mientras brindamos asistencia, hay que tener mucho cuidado para no empeorar la situación", dijo.
Julio dijo en diálogo con La Mesa de Café que en la zona de conflicto también capacitan a civiles que quieran colaborar y ayudar a los heridos: "Los ataques y bombardeos provocan muchos daños".
El rescatista contó que a pesar de los constantes llamados de las autoridades ucranianas para que la población realice las evacuaciones correspondientes, hay personas que eligen quedarse y resistir.
Al ser consultado por la preparación emocional que debe tener un rescatista en el desarrollo de sus actividades, Julio explicó -emocionado y con la voz entrecortada-: “Los que más sufren son los que están en medio del conflicto bélico. En nuestro caso puntual, al principio es una técnica y claro que nos afecta lo que está pasando. A la vez, tratamos de volvernos más fuertes”.
Julio entiende que tiene una tarea muy importante como rescatista en la guerra en Ucrania, pero no está solo. Trabaja con un grupo de compañeros, a los que considera sus hermanos. Todos hablan distintos idiomas, por lo que la comunicación entre ellos se realiza mediante un traductor web.
El curso que realizó en la Facultad de Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba le brindó recursos que son muy relevantes al momento de preservar una escena del crimen y proteger la custodia de esas pruebas, para que después sean validas en caso de un litigio internacional para comprobar un posible crimen de guerra.
Julio Barelier está en medio del conflicto y en permanente riesgo y expuesto a un intenso estrés sin recibir nada a cambio. ¿Qué lo lleva entonces a estar en Ucrania en plena guerra? Una cuestión vocacional, según sus propias palabras.
“Los católicos pensamos que Dios está donde la gente sufre, entonces nosotros debemos estar ahí. Hay gente que ayuda diariamente. Si uno fue bendecido con la salud y los conocimientos, hay que estar donde la gente sufre más allá de cualquier posibilidad. Anteponer al prójimo es más importante que uno mismo”, dijo.
Lo más difícil en su tarea es no poder llegar al lugar de los bombardeos, porque los escombros de una infraestructura entorpecen las tareas de rescate. “Saber que hay gente atrapada en medio del desastre y no poder llegar hasta ellos me da mucha bronca. Los edificios son lugares para vivir, no instalaciones militares para morir”, expresó.
Antes de finalizar la comunicación, Julio dejó un mensaje claro: “A pesar de los constantes bombardeos, en medio de una guerra que no cesa, los rescatistas estamos. Y vamos a seguir trabajando".
Entrevista de Miguel Clariá.