Thelma y Louise en la Rosada

La famosa película Thelma y Louise, si no la viste te la spoileo, finaliza con una escena memorable. Perseguidas, rodeadas, sin escape, enfrentan en su auto el borde de un vertiginoso precipicio y en lugar de detenerse, aceleran, vuelan al vacío.

Se me cruzó la imagen cuando escuche al todavía presidente expresando que dejaba un país en marcha.

Es cierto, en marcha como el auto de Thelma y Louise. En marcha, volando a estrellarse.

Ni siquiera vale la pena repasar la catástrofe social, económica, institucional y ética que deja y que hoy le facturan no ya la oposición sino sus propios compañeros. La pobreza extrema, la inflación de Guinness, el analfabetismo creciente, la delincuencia imparable. La imagen de país en marcha del profesor Fernández solo produce asombro, por la extraordinaria capacidad para ignorar la realidad, romper los termómetros, cubrir el drama con relatos y autoreconocerse méritos que nos avergüenzan. No a él, no tiene vergüenza, lo ha mostrado con enorme talento, nos avergüenza a los que votamos, a favor o en contra, en una elección en la que fue elegido presidente.

Vergüenza compartida por los millones de argentinos que vamos en ese país en marcha que regocija al profesor Fernández, aunque se parezca tanto al auto de Thelma y Louise volando hacia la catástrofe.

Por Miguel Clariá.