Melina Gabriela Mendoza es coordinadora del Comedor y Merendero "Una Caricia al Alma", ubicado en Virrey del Pino, La Matanza. Allí trabajan junto a la Cooperativa La Juanita, de Silvia Flores.
Actualmente, dan almuerzo y merienda a unas 250 familias, muchas de ellas numerosas, y adultos que son trabajadores registrados.
Cuenta que, desde la devaluación, la demanda creció "muchísimo" y el comedor no tiene la posibilidad de atender a todos.
En diálogo con La Mesa de Café, Melina indicó que la situación es "muy complicada" por los aumentos en los precios de los alimentos y la falta de ayuda de parte del Estado.
"No tenemos ayuda de nada, es todo a pulmón. Está todo muy complejo. Tenemos una panadería, donde elaboramos productos para obtener dinero y comprar los alimentos necesarios. Antes podíamos comprar carnes o milanesas, hoy es imposible comprarlos por los aumentos", explicó. Además, contó que quienes asisten al merendero tienen otros problemas, como la falta de acceso a la salud.
Consultada por los dichos de la portavoz presidencial Gabriela Cerruti, que hace unos días afirmó que en Argentina no había hambre, Melina criticó sus declaraciones y afirmó que sí hay hambre en el país. "Estamos con personas muy laburadoras y observamos que hay hambre y necesidades. Hay gente, abuelos, que no pueden pagar la luz o el alquiler".
"Tenemos ayuda de una iglesia que está a cargo del Padre Mario, que nos ayuda una vez por semana con dos cajones de frutas, bolsones de papas y con eso nos arreglamos. Hoy la papa se fue por las nubes con los precios. No podemos hoy salir de los guisos o hacer otros menús por los precios, debemos hacer lo que está a nuestro alcance", lamentó la coordinadora del comedor.
Y añadió: "Ojalá pudiéramos ayudar a todos, nos encantaría. Pero no nos alcanza y el Estado no está muy presente en esta zona. Nosotros trabajamos para poder comprar y, a la vez, seguir produciendo"
En el barrio donde se ubica el merendero, la situación es muy crítica. En las charlas, se comenta mucho respecto a las necesidades de la gente. "Hay personas que no se animan a encender una estufa por las tarifas de electricidad. También comentan que no pueden comprar alimentos que antes sí podían comprar, es durísimo", señaló.
Por último, explicó que el motivo por el que decidió ayudar a la gente. "Hago esto porque cuando fui muy pequeña la pasé muy mal, entonces arranqué este proyecto con mucha gente para ayudar. Comenzamos con 150 personas y hoy le damos comida a 300. Antes podíamos ayudar todos los días, pero hoy solo podemos hacerlo dos veces por semana porque está muy difícil todo".
Entrevista de Miguel Clariá.