La tragedia y sus tardías consecuencias

El gobierno demoró una interminable semana en silencio después de la tragedia protagonizada por el ex presidente de la Unicameral en las Altas Cumbres, pero terminó planteando lo que cada cordobés de a pie está exigiendo: poner límite a excesos en la cesión de vehículos judicializados, una obscena manchancha de privilegios.

Dos preguntas se imponen,

si no hubiera ocurrido la tragedia de las altas cumbres, si no hubiera muerto una docente, si no estuvieran graves dos adolescentes, ¿se estarían tomando estas medidas?

Y la otra : ¿se enteraron recién ahora? ¿Esta semana descubrieron que los autos más valiosos, nunca una renoleta, tenían destinatarios antes de secuestrarlos? ¿Esta semana se enteraron de que hay kioskos de licencias de conducir sin ningún rigor?

Si lo ignoraban es grave, sí lo sabían es peor.

Dos legisladores de la oposición devolvieron sus autos en estos días, tras la tragedia. Tarde. Ya son parte.

Y las pocas explicaciones que se intentaron desde la Justicia solo pusieron más en evidencia lo inocultable: el poder acostumbra a los privilegios, naturaliza la impunidad.

¿Por qué gastar auto propio si se puede tener con nafta gratis uno de alta gama del Estado? Gratis, o sea pagado por los giles.

Funcionarios de los tres poderes acostumbrados a privilegios ofensivos, ahora discutirán cómo despojarse, ellos mismos, de esos privilegios.

Y todo porque un BMW que no podía estar allí, que no debía estar allí, produjo ese horror en la ruta.

Solo por eso.

Por Miguel Clariá.