La cordobesa Cristina Barbé y su familia se mudaron a Malvinas en 1976 por un periodo de dos años, cuando su papá fue designado como jefe en el aeropuerto de Puerto Argentino.
La comisión incluía a toda la familia, Cristina, su mamá, su papá, su hermano y su abuela.
"La vida era rara para una adolescente, de 16 años, arrancada de Córdoba para vivir en una isla y cuando llegué y bajé del avión pensé 'qué hago acá'", contó a Radioinforme 3.
El papá de Cristina, las maestras argentinas y los hijos del Comodoro Carnelli
"Ahí nuestra vida cambió totalmente a nivel familiar y relación. Pasamos a ser una unidad familiar que se tenía que brindar apoyo emocional permanente. En ese momento mis padres tomaron la decisión de que fuéramos a la escuela local para integrarnos y ahí estudiamos mi hermano, primaria, y yo, secundaria", describió.
Pintaron su casa de celeste y blanco porque no podían poner banderas argentinas y mientras trabajaban y estudiaban transcurría la vida como en un pueblo.
"Yo tuve por un lado la suerte de vivir esa experiencia escolar de una educación con un enfoque distinto, práctico, concreto. Si estudiábamos geografía salíamos a recorrer la localidad. Mi relación era normal y sabía que tenía que convivir dos años y vivir esa experiencia para extraer lo máximo", describió.
Los padres de Cristina, su abuela y su hermano en las islas
"Nosotros también tuvimos una actitud muy de acercamiento, convivir con nuestros vecinos y una vida muy activa. Mi hermano se incorporó al equipo de fútbol, hizo la comunión en inglés allá y yo me incorporaba a las reuniones de adolescentes después de la escuela", agregó.
Cristina aseguró que la relación era "normal" y olvidaron la situación conflictiva y disfrutaron la experiencia conviviendo sin problemas.
Destacó, además, que una vez que regresó de Malvinas muchos vecinos que tenían y se iban para Inglaterra pasaban por su casa en Córdoba.
Cristina, su hermano y su mamá
"Ellos decían si este problema no lo solucionan los políticos menos nosotros", recordó sobre la opinión de los isleños.
En cuanto a los argentinos que vivían en la isla, dijo que la comisión consultiva tenía tres personas, un comodoro que rotaba cada tres años junto a su familia, la familia Bardé y Maesyra que estaba a cargo de LADE (Líneas Aéreas del Estado) y dos maestras argentinas que enseñaban castellano en las islas, además de dos personas que pertenecían a la planta de YPF.
"Lo que era correo y el avión que iba de Argentina hacía esta especie de trabajo de correo porque cuando llegaba era la conexión con el continente y llegaban las cartas, revistas", apuntó.
Después de la guerra, Cristina cursó sus últimos años de estudios en la facultad con la idea de regresar a la isla para ser maestra de español, pero tras el conflicto ya no pudo retomar el contacto con los habitantes porque la convivencia con los argentinos se quebró.
El papá de Cristina Barbé
"Previo a eso la relación era normal pero cuando empezó la guerra se rompió porque alguien les interrumpió la paz", lamentó.
"Creo que fue una época de mucho dolor para ambas comunidades, para nosotros y ellos, muy difícil. A lo mejor políticamente y diplomáticamente se pueda lograr algo, pero ahora es muy complicado y la gente lo podrá percibir", explicó.
Cristina hoy es docente jubilada pero aún brinda capacitaciones de inglés para pilotos y controladores aéreos.
Entrevista de Miguel Clariá.
