La psicopedagoga Liliana González analizó la realidad de los adolescentes con el consumo de alcohol y drogas, y el rol que deberían cumplir los padres en esta problemática.
"Los chicos juegan a una especie de ruleta rusa al decir 'a mí no me va a pasar' en una edad que todavía no son responsables y que si les llega a pasar algo los padres van a preguntarse qué hicieron y por qué los apuraron", señaló González.
La especialista subrayó que el primer error que cometen los padres es "normalizar" el consumo desmedido del alcohol: "'Prefiero que tomen alcohol bueno', dicen. A pesar de que emborrachan igual que los alcoholes malos. El final es el mismo: el descontrol, el no freno, el no límites".
"Durante la infancia los padres se ocupan de cuidarlos y protegerlos. Es función de los adultos que la muerte no les vengan. Pero ya durante la adolescencia, cuando salen a la calle, a los boliches, a la noche, el alcohol y la droga, van solos a iniciarse", explicó.
En ese sentido, señaló que los inicios son riesgosos pero "los tienen que hacer": "Tienen que probar la noche, van a probar el alcohol y el sexo. Ojalá estén los buenos amigos porque son los que vendrían a suplir la función paterna, como el amigo que le saca la llave del auto o el que te dice 'no tomes más'".
La licenciada explicó que los jóvenes se refugian el alcohol buscando llenar vacios: "Si un adolescente llega sin amigos, habiendo transcurrido la escuela sin encontrarle un sentido, va a ser muy difícil que no caiga en el desenfreno y en el exceso".
"Cuando estás alcoholizado o drogado no pensás en la realidad, en la palabra que todos te dicen de pensar en el futuro, de armar un proyecto, de soñar, de decidir. Todo eso lo borra el alcohol", advirtió.
Consultada por la forma para evitar que los adolescentes caigan en esta problemática, opino: "Es muy difícil evitarlo, dependerá de cada papá y de la gente que cuide a los chicos en los boliches".
Hay mucho desamparo y soledad en los chicos. Sin generalizar, hay muchos casos de padres que están en su propia diversión, padres adolescentes, demasiados modernos, piolas y amigotes
En ese sentido, aseguró: "Cuando uno ama de verdad, ama y priva. El amor es dar y privar, es decir sí y no. Lo voy a acompañar, le voy a tener que decir que no va a salir todos los viernes. Hay que ir abriéndole de a poquito la jaula de la libertad y no de golpe".
"Qué bueno sería que cuando un hijo sale al boliche no le traiga malas noticias a los padres porque no se la merecen, si es que ese papá y mamá han hecho el trabajo que tenían que hacer de llenar los vacios con amor, con juegos, con lectura, con amigos, viajes y con cosas sanas".
Entrevista de Miguel Clariá.
