Un equipo de profesionales rosarinos se están preparando para llevar adelante el primer trasplante de útero en la Argentina.
El procedimiento está programado para el año que viene y será liderado por el sueco Mats Brännström, un pionero mundial en trasplante uterino con fines reproductivos.
El médico estuvo en Rosario capacitando a los profesionales, quienes viajarán en noviembre a Gotemburgo para participar de intervenciones esa ciudad.
Brännström es una eminencia al respecto: lleva más de 20 años investigando este tipo de intervenciones y ya logró que 8 niños nacieran de úteros trasplantados.
El proyecto local, que ya está en su última etapa, está encabezado por los médicos Gustavo Botti, Leticia Solari y Victoria Boccio, que pertenecen al Sanatorio Centro de Rosario.
La intervención contará con la participación de un numeroso grupo de especialistas.
"Estamos en etapa de búsqueda y de selección de las pacientes. Brännström estaría viniendo con su equipo a realizar junto a nosotros la cirugía. Es una técnica que al ponernos en contacto con él nos dio su apoyo", contó en Mesa de Café Gustavo Botti.
Al ser consultado sobre por qué este tipo de trasplante no se popularizó como el de corazón, Botti dijo: "El útero no es un órgano vital y, al no serlo, había quedado relegado".
Más allá de la capacitación y la preparación del equipo médico, el aspecto legal es clave. Para realizar la cirugía se necesita de la autorización del Incucai que es el organismo que monitorea estos procedimientos.
La ley de fertilización asistida en Argentina no prohíbe el trasplante de útero pero tampoco lo especifica.
"Estamos trabajando en la autorización. Tuvimos reuniones con ellos y se va a iniciar como un protocolo de investigación. La parte más importante es la aprobación del Comité de Ética. Una vez que esté aprobado con ciertos pacientes y criterios, si es exitoso y cumplimos con las expectativas, el Incucai aprueba la práctica dentro de la Argentina", dijo Leticia Solari, otra de las integrantes del equipo.
El primer paso es que el organismo apruebe el protocolo experimental y después de eso se podría pensar en una práctica generalizada.
Otra de las cuestiones claves en este procedimiento es que el útero provendría no de una donante cadavérica, sino de la madre, la hermana o una amiga de la paciente.
"En el mundo no ha habido complicaciones en estas cirugías ni se ha puesto en riesgo de vida de las donantes ni de ninguno de los involucrados. Nuestra idea es replicar este protocolo que es el que más éxito ha tenido a nivel mundial. Las donantes han sido las mamás de las pacientes por una cuestión de similitud", contó Solari.
Al ser consultada sobre si esto no ha sido visto con malos ojos por la sociedad mundial, la médica expresó: "El mundo lo ha visto como algo mas bien filantrópico y altruista. Ninguna mamá dudaría en ayudar a su hija a lograr algo tan importante como tener hijos. Más allá de ese deseo, esto debe pasar por un sistema de selección psicológico. Hay seguimiento durante todo el tiempo que lleva la selección de pacientes y, si en esas instancias se detecta alguna situación que no sea la ideal, ese procedimiento no se lleva a cabo".
Finalmente, al referirse sobre el financiamiento de estos primeros procedimientos, Solari expresó: "En esta etapa, todo el equipo trabaja ad honorem porque es una etapa experimental. Ni siquiera el paciente tiene que abonar por esto. Trabajamos para que sea muy serio y no hay ninguna cuestión comercial involucrada".
Además, la médica comentó que, por las características del útero, el procedimiento de homologación es casi igual al del riñón.
"Es emocionante tener contacto con los pacientes que se acercan y que tienen tanta ilusión que esto se realice en el corto plazo. Es mucho trabajo realmente pero estas historias nos inspiran".
Entrevista de Miguel Clariá
