Neymar en la hoguera

Espíritu incendiario

Neymar en la hoguera

04/06/2019 | 19:01

En tiempos de la Inquisición no se necesitaban muchas pruebas para achicharrar en la hoguera a brujas, herejes, judíos o héroes populares molestos para el poder como la mítica Juana de Arco. Bastaba con una acusación, sin necesidad de pruebas y a quien intentara defenderse, como la guerrera francesa, le agregaban el cargo de blasfemia por utilizar argumentos satánicos.

Han corrido los tiempos y es improbable que se repitan hoy esas bestialidades. Pero sin hogueras ni llamas ni diablos, el espíritu incendiario permanece.

Que se nos perdone comparar los fuegos inquisidores con los escraches en redes sociales pero el caso de Neymar, el talentoso jugador del PSG, puede servir de ilustración.

Una joven lo denunció por violación, delito aberrante si los hay. De inmediato se erigió la ciber hoguera global, con muchos entusiastas arrimando ramas y combustible.

Neymar intentó defenderse: difundió en sus redes un extenso chat con la denunciante, donde abundan las alusiones sexuales y el intercambio de fotos íntimas, a lo que tienen derecho dos personas adultas, pero que no ayuda a sostener la hipótesis de violación.

La noticia es que la justicia brasileña investigará ahora al futbolista, no por el presunto y aún no probado estupro, sino por el delito de difundir un chat íntimo con la muchacha que lo acusa, mientras el estudio de abogados paulistas que representaban a la denunciante han renunciado a ese patrocinio porque entienden que la joven cambió o falseó su testimonio.

De manera que en esta historia alguien miente. O el violador que pretende ocultar su crimen o la denunciante que sólo intenta una extorsión.

Estamos lejos de saber quien es víctima y quien victimario . Pero ¿cuál es la lógica de que quien es incinerado a través de la redes, sea también culpado por mostrar, en las mismas plataformas, que había una relación libre, adulta y explícitamente íntima con su denunciante?

En el siglo XV no había Instagram pero había hogueras a discreción. Defenderse era peor, la única alternativa, no demasiado aconsejable, era someterse a la prueba del fuego: sólo quien saliera ileso de la hoguera sería considerado inocente.

¿Será lo que se espera de Neymar? Si calla otorga y es culpable, si se defiende, lo es más. Tal vez cuando llegue la justicia ya no le sirva a nadie, ni a la víctima, si la hubo, ni al inocente, si lo fuera.