La gramática y el miedo

Hay argumentos, como bien se sabe, para referirse a una mujer que preside como señora presidente o directamente presidenta.

No es cuestión de vida o muerte ni debería ser un debate de militancia ideológica. Los académicos de la lengua explican que una adolescente muy inteligente que preside su club de fans no es la adolescenta presidenta más inteligenta del colegio, pero también admiten que por el uso, resulta aceptable en cargos públicos llevar al femenino regenta, asistenta o presidenta.

El tema no daría para mucho más. Pero un penoso episodio ocurrido en el Senado de la Nación lo reinstala en un debate que ya aburre. Solo que allí lo que se discutió no es la adecuación de la lengua a los cambios sino la dignidad de un senador.

En este caso, nada menos que el jefe de la bancada oficialista. La anécdota está a mitad de camino entre la vergüenza ajena y el ridículo. El senador Mayans se dirigió a Cristina Fernandez, que preside el Senado, como señora presidente. Fue reprendido como un niño: "es presidenta, senador, ta,ta,ta.." El formoseño intentó una módica defensa: la palabra presidente no tiene sexo...fue su imprecisa explicación y solo logró que además de amonestarlo lo descalificaran: eso es de machistas lo fulminó su interlocutora.

Hasta allí, nada. Lo de siempre. Un estilo que divide a quienes lo disfrutan y quienes lo rechazan. Lo que siguió, en cambio, es de terror.

El senador Mayans, con decenas de años de banca, presidente del bloque del Frente de Todos que es amplia mayoría, se disculpó, se corrigió, se humilló ante la jefa (o jefe, da igual) aún cuando un minuto antes había argumentado lo contrario desde la gramática.

A partir de ese instante que muy pocos recordarán, el poderoso senador Mayans será un tembloroso subordinado que usará, sin equivocarse, la fórmula señora Presidenta. No lo hará por convicción gramatical, lo hará por miedo. 

Miguel Clariá