Homenaje al desprecio

Opinión

Homenaje al desprecio

29/11/2022 | 10:59 |  

Audios

En febrero de 2021 Argentina contaba casi un centenar de muertes por covid por día. Había 1.7 millones de contagiados y decenas de miles peleaban por sobrevivir en terapias intensivas.

La población todavía no había sido vacunada, esos argentinos murieron indefensos ante el covid, como pasó en tantos países .

Solo que en Argentina, después se supo, en ese febrero de 2021 algunos recibieron la vacuna como un privilegio que marcaba nada más ni nada menos que la diferencia entre la vida y la muerte.

Ese perverso privilegio concedido a funcionarios políticos, sus familias y sus amigos, sus secretarias y militantes, ya quedó en la historia como el vacunatorio vip. Lo denunció uno de los privilegiados, un periodista que por razones todavía no claras, ingenuamente, relató que gracias a su amigo Ginés González García, por entonces ministro de Salud de la Nación, había sido inmunizado en el Hospital Posadas. Y contó que, obviamente, no había sido el único,

Pocas veces fue tan brutal, tan obscena la exhibición del privilegio de quienes se autoperciben seres superiores, con derechos por sobre todos como si fueran un olimpo de dioses.

Ayer, González García fue homenajeado en la Casa Rosada por veinte años de políticas públicas sanitarias. Como si nada hubiera pasado, como si nadie hubiera muerto sin vacuna en el país, como si confiaran en que nuestra memoria es tan corta.

Tal vez sea cierto que fue un buen sanitarista. Da igual, es una mala persona. Que traicionó su juramento hipocrático. Que catalogó a seres humanos entre prescindibles e imprescindibles, y lo aplicó fríamente. No hay salvavidas para todos, nos salvamos primero los 70, 80 o 10000 esenciales, los demás que naden.

Homenajear a GGG en la Casa Rosada, en la misma sede donde están las piedras que recuerdan a las victimas del covid y que según la vocera son expresión de la derecha, es una burla cruel a los deudos de aquellos muertos sin vacunas y una exhibición, por parte de nuestros gobernantes, del desprecio que tuvieron entonces y todavía tienen por los que solo cuentan como personas el día de elecciones.

Por Miguel Clariá.