El desamparo de todas las Morenas

Opinión

El desamparo de todas las Morenas

10/08/2023 | 11:26 |  

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De todos los horrores que rodean el asesinato de Morena, que conmocionaron a todo el país y hasta lograron cambiarle el libreto a los candidatos en campaña, quiero recortar un aspecto, que indigna porque ni siquiera sorprende.

Me refiero a que los bestias que mataron a esa nena por una mochila escolar, tienen antecedentes suficientes para que razonablemente no estén de cacería en la calle.

El chico de 14 años que intentaron hacer pasar por responsable, para hacer valer su inimputabilidad, tiene un prontuario de mayor. Detenido decenas de veces en los últimos meses. Y liberado otras tantas veces. Un chico de 14 años que podrá argumentarse que es producto de la marginalidad y el abandono que no eligió, pero que es un peligro. Un peligro utilizado por sus cómplices mayores, porque justamente la ley no lo alcanza

Y si es un peligro, evidente, reiterado, no se entiende que la única medida que encuentran los juzgados que lo reciben después de cada delito, sea ponerlo de nuevo en la calle. Y encargarle al policía que lo trajo que lo vaya a buscar de nuevo.

No hay manera de evitar la revisión de la edad de imputabilidad. De adecuar las leyes a los tiempos. Es una sociedad en cambios vertiginosos, que pretende seguir manejándose con leyes que van siendo superadas por la realidad. Es grosera la contradicción entre considerar ciudadano responsable a un adolescente de 16 años el domingo, para llevarlo a votar, y declararlo incapaz de distinguir entre el bien y el mal el lunes, cuando roba. O cuando mata.

Dos delincuentes mayores, irrecuperables para la sociedad asesinaron a Morena. Mandaron a inculparse al chico de 14. Si pasaba, era impunidad para todos.

El dolor y la bronca nos han desbordado . Y hay muchas Morenas, expuestas cada día, en cada ciudad, en cada provincia. Y las bestias están sueltas. Sueltas porque les abren la puerta, porque los ampara todo lo que no existe para proteger a nenas que deben caminar hasta la escuela, ellas sí, desamparadas.

Por Miguel Clariá.