El desafío de respaldar a la Policía

Opinión

El desafío de respaldar a la Policía

24/04/2023 | 11:41 |  

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En el marco de una delincuencia sacada y que se siente impune, y la población aterrorizada con razones, hay que ser rigurosos para plantear lo que se espera y se exige de la Policía. Y de los policías, que son personas, mujeres y hombres que visten un uniforme y portan un arma para defendernos.

No hace falta andar con vueltas: el mal policía, el delincuente, el que traiciona su uniforme, el que se pasa al delito debe ser perseguido y castigado con toda la fuerza. Con más rigor que al civil. Es un funcionario público armado por la ley, si traiciona a esa ley, la sanción debe ser terminante.

Y cuando se trata de violencia institucional, como ha fallado hace días una cámara en el caso Blas, mucho más. Por el intento de encubrir el delito.

Con la misma convicción, la misma fuerza, deberíamos respaldar al buen policía. Cosa que no ocurre.

Desde la retribución, que es una manera elemental de reconocimiento en la sociedad capitalista en que vivimos, hasta esa manifiesta agresividad de parte de la población hacia el uniforme, a la gorra, como le llaman con desprecio.

Se les reclama que estén, que actúen, que persigan al delincuente, que lo detengan, aun con riesgo de su propia vida, que lo entreguen a la justicia.

Pero...

Todos los peros. No están bien preparados, bien equipados, bien contenidos. Deben pensarlo dos veces antes de actuar. Son recibidos a pedradas en barrios que se quejan de la falta de policías. No se distingue entre el bueno y el malo, la bronca es con el uniforme azul.

La consecuencia la saben los jefes, los políticos los delincuentes y los vecinos.

Muchos policías ya no se animan a actuar y me estoy refiriendo a los que pretender actuar SOLO dentro de la ley. Muchos por temor prefieren no ver, no saber. Una persecución a motochorros puede terminar, como la de ayer, con policías golpeados, apedreados.

Desafío de los que mandan: Rechazo y condena total al que con uniforme viola le ley, pero la misma firmeza, para el buen policía, el que no se corrompe, el que se prepara profesionalmente. El que merece respeto, respaldo y gratitud.

Por Miguel Clariá.