De Patéticos y Mercenarios

Opinión

De Patéticos y Mercenarios

08/02/2022 | 12:45 |  

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Entre un ministro patético y un ministro mercenario, los argentinos en general y los bonaerenses en particular, deben confiar en que están siendo protegidos del narco.

Berni llamó patético a Aníbal, Aníbal calificó de mercenario a Berni.

Trabajan juntos, comparten espacio político, militaron juntos en el peronismo toda la vida, se consideraron amigos hasta hace unos días. Mientras la adulteración de cocaína detona una catástrofe de inseguridad barrida bajo la alfombra, los dos principales responsables de la seguridad en Nación y Provincia, se denuncian como cómplices o se descalifican como inútiles.

Patético refiere a una persona ridícula, penosa, lamentable. Mercenario es un soldado que puede servir a cualquier bandera por un precio. O sea alguien que no tiene otra patria que su billetera.

No los están denunciando opositores, ni siquiera las víctimas del abandono o la complicidad estatal que ha favorecido el avance imparable del narco. Se acusan entre ellos.

Berni apunta a la ineficiencia y tal vez complicidad de Aníbal, Aníbal lo castiga a Berni como traidor, no por lo que hace por la seguridad, si no por ir a una radio enemiga.

En medio, madres desesperadas, con hijos adictos y vidas destruidas, recorren canales de televisión rogando que alguien las escuche, que alguien haga algo.

¿Qué pueden hacer un patético y un mercenario para ayudarlas?

Imagino a los jefes narcos, algunos en sus cómodas celdas, desde donde siguen manejando la vida de millones de argentinos, solazándose con el show de los ministros de la inseguridad. Si esos dos son el equipo de los buenos, pueden estar tranquilos.

La capacidad destructiva del narco no es un problema solo argentino. Está en el mundo, perfora todo, corrompe a las fuerzas policiales, a la justicia, a la política, a las instituciones.

Pero una cosa es que te ganen un partido peleando hasta el último minuto, otra es salir a jugar la final con un arquero patético y un zaguero mercenario. Es la derrota garantizada.

Miguel Clariá.